No me consta que ElTono haya pasado por Barcelona, y la verdad es que le perdí la pista hasta hoy, que me ha vuelto a sorprender realizando graffitis de... ¡confetti!. A dios pongo por testigo que esta acción la haremos en casa la familia Átomos al completo. Fíjate porque es muy simple: 1) se pone cinta de doble cara en la pared realizando el dibujo o las letras que prefieras 2) te surtes del confetti suficiente como para rellenarlas 3) haces una guerra de confetti contra la pared 4) Et Voilà! El confetti se engancha en la cinta de doble cara y aparece el dibujo. La idea es genial.
jueves, 17 de junio de 2010
Graffitti de confetti
No me consta que ElTono haya pasado por Barcelona, y la verdad es que le perdí la pista hasta hoy, que me ha vuelto a sorprender realizando graffitis de... ¡confetti!. A dios pongo por testigo que esta acción la haremos en casa la familia Átomos al completo. Fíjate porque es muy simple: 1) se pone cinta de doble cara en la pared realizando el dibujo o las letras que prefieras 2) te surtes del confetti suficiente como para rellenarlas 3) haces una guerra de confetti contra la pared 4) Et Voilà! El confetti se engancha en la cinta de doble cara y aparece el dibujo. La idea es genial.
martes, 15 de junio de 2010
El poder del anillo
Y es muy probable que esta joyita de Jeremy May hecho con cientos de hojas de libros laminadas y barnizadas fuera uno de mis favoritos. La historia está literalmente escrita en el anillo. Aunque no sé si estoy tan deacuerdo con el hecho de que se utilicen joyas de la literatura universal, por el mismo precio se podrían hacer con libros o revistas de escaso valor, no?
V de viper
jueves, 10 de junio de 2010
Las joyas de la corona
En uno de los ámbitos de la expo, La ciudad sin habitante, se presentaba una realidad abrumada por la fisicalidad de los espacios, en la que los objetos, las formas arquitectónicas, asumen el protagonismo e integran a los seres humanos como puros elementos decorativos. Una de las obras que me llamó poderosamente la atención fue la de Carlos Garaicoa. Se trataba de deliciosas y complejísimas joyas en plata pura, muy pequeñitas, con formas que no ví bien hasta que prácticamente estaba encima de las vitrinas que las albergaban: las joyas realizadas con aquel primor y perfección eran reproducciones en miniatura del Estadio de Chile, la KGB, la Stasi, la Base Naval de Guantánamo y el Pentágono, entre otros emblemas del totalitarismo. Así que las joyas, a priori delicadas, hermosas, símbolo usado en medio mundo para demostrar el amor, habían tomado de repente un significado completamente distinto y con ellas se hablaba del horror en estado puro. Eran edificios consagrados a la represión, a la tortura y a la muerte. El simbolo del amor se había convertido de repente, delante de mis ojos y con sólo avanzar unos pasos, en símbolo del horror, pero seguía siendo tan bello, tan puro formalmente que parecía como que dentro de esos edificios espectaculares, dotados del brillo intenso que les otorgaba la plata, no podía haber sucedido nunca nada macabro. Ese vuelco repentino de significado, mental y emocional al que nos obliga el autor, Carlos Garaicoa, es maquiavélico pero efectivo. Aún hoy, semanas después, sigo dando vueltas a esta obra y a como lo más bello se puede transformar al momento siguiente en horripilante.
miércoles, 9 de junio de 2010
Fiesta made your self: kid's style
Fiesta made your self: déco
Detalle de la vela de bautizo, confeccionada por un artesano de La Font de Gaià
La iglesia de Altafulla donde bautizamos a Átomos Jr y a Paula está dedicada a San Martín. Se construyó entre 1701 y 1705 en estilo neoclásico y aunque sufrió graves desperfectos durante la Guerra Civil conserva todavía un retablo barroco de 1745. Está en medio del pueblo medieval, la Vila Closa, apartada de la playa o Baixamar, como la llaman los lugareños, que queda en la parte baja. El pueblo es encantador y sin duda es uno de los más bonitos de la Costa Dorada. Abundan las casas señoriales, los portales blasonados, los restos de muralla y en la cima, el castillo de los marqueses de Tamarit. Aquí no han llegado las edificaciones mastodónticas ni la construcción a toda costa, con lo que Altafulla es uno de los últimos reductos a pie de mar arquitectónicamente respetuosos y diseñados con cabeza y corazón.
Detalle de lima con rollito sushi de clavel verde, el centro que pusimos en las mesas buffet
Nos imaginábamos algo muy natural y las chicas de Oxalis Taller d'Art Floral hicieron diana con sus diseños. Para la piscina crearon una superficie flotante donde se inquibió una vela de grandes dimensiones que habíamos comprado nosotras, junto con las velas para las mesas, rodeada por 2 hojas de aralia y 5 rollitos “sushi” de germinias (3 unidades en rosa claro y dos unidades en granate). Los centros para las dos mesas buffet se hicieron partiendo de una estructura de salix verde con limas y 5 rollitos “sushi” de claveles verdes absolutamente sorprendentes (no sabía que existieran los claveles de ese color?!). Los centros de las mesas de invitados se hicieron a partir de una vela redonda y blanca como la de la piscina, sólo que adecuada al tamaño de la mesa, con gerberas de color granate y rosa, y hojas de palmera.
Detalle de rollito con gerbera granate
El centro de piscina con base de hojas de aralia y suhi de germinias rosas y granates. La vela era translúcida y la mecha se consumía hacia dentro, con lo que a medida que anochecía se iba convirtiendo en un precioso punto de luz flotante
La idea era que la luz de las velas fuera la única que hubiera a medida que anocheciera, y lo conseguimos, con la ayuda de una guirnalda que confeccionamos con lámparas redondas de papel de arroz de Ikea, y que ejerció de luz de apoyo a la cálida luz de las velas. Además eran tan parecidas que hubo invitados que pensaron que se trataba de velas aéreas.
Las velas, blancas y redondas, sencillas, tenían doble rol, por una parte ejercer de complemento de la mesa junto a las flores, y por otra parte estaban pensadas, como os he explicado, para ejercer de lámparas naturales al anochecer puesto que el material que escogimos era translúcido. Lo bueno es que la velas son completamente redondas cuando se encienden, pero después, a medida que la mecha se va consumiendo, se va creando luz en la cavidad de la vela, así que se va convirtiendo en un punto de luz precioso y sin miedo a que un golpe de aire la apague. Además, al consumirse hacia dentro no ensucia nada y después de casi 10 horas encendidas todavía seguían espléndidas. Las compramos en Cereria Subirà, que es la cerería más antigua de Barcelona, abierta desde 1761 y regentada aún hoy por la misma familia.
Hossein con polo negro y las iniciales de los peques bordadas en blanco, fue el artífice del magnífico té de menta, que acompañamos con pastas árabes (gula total) al final de la velada. En la mesa se aprecia la estructura de salix verde que la atraviesa, con limas y rollitos sushi de claveles verdes. Los recipientes para refrescar las bebidas son simples macetas. Detrás, la guirnalda de banderines made we self.
Vista de una de las mesas de invitadosAlquilamos ocho mesas redondas para ocho personas cada una y dos mesas alargadas de buffet, a parte de las 50 y pico sillas. Todo estaba bastante desgastado pero no se notó ni un átomo gracias a los magníficos manteles blancos de piqué que nos hicieron a medida en Magatzems Can Joan, una tienda donde puedes encontrar todo para el hogar, desde cortinas a sábanas, pasando por colchas, toallas, preciosos manteles, y un sinfín de cosas lindas igual que las encontrarías en las mejores tiendas de las grandes ciudades sólo que a un precio que no tiene nada que ver, y donde la profesionalidad y el buen hacer son firmas de la casa (soy super fan, sólo les falla que aún no tienen página web, pero sé que están en ello).
Hicimos unas guirnaldas larguísimas de banderines con retales de colores y estampados diferentes que luego colgamos en el jardín. Un toque festivo, baratísimo y muy fácil de hacer (sobre todo si tienes máquina de coser) ¡Gracias Pepi! Aunque también podeis unir los banderines con pegamento para tejido. La verdad es que lucían preciosas y siguiendo la filosofía del reciclaje, al ser de tela las podemos reutilizar para próximas celebraciones.
Como ya he dicho, también nos hicieron a medida los manteles, de piqué blanco, y las servilletas, que aderezamos con una ramita de olivo del árbol del jardín y las rodeamos con cuerdecita fina de paja. Y alquilamos las fundas de las sillas, que dieron trabajo de plancha (¡gracias tata, por ésto y por todo lo demás!) pero que lucieron estupendas.
Por otra parte compramos unos polos negros para las cinco personas que nos ayudaron a que la fiesta fuera un éxito y bordamos en blanco las iniciales de los peques "P&A".
Detalle en la servilleta de piqué blanco: una ramita del olivo del jardín, rodeada con cuerda de paja
Los regalos para los invitados
La madrina de Paula, que es la propietaria de la tienda dedicada al aceite de oliva Oro Líquido nos hizo un regalo muy bonito que nos emocionó. Ana nos surtió de una vela para cada uno de los invitados con un pakaging delicioso y con el nombre y la fecha del bautizo en un diminuto díptico. Cuando lo abrías el pequeño librito que las acompañaba, se leía una dedicatoria a los que ya no estaban que aún hoy me emociona recordar. Y también se encargó de que en cada mesa hubiera varias botellas de aceite de oliva virgen extra, para aderezar el pa torrat que se iba tostando en la barbacoa.
También hicimos un punto de libro como regalo a los invitados y que no dejaba de ser una foto plastificada a cara y cara de los peques (de frente y besándose) con el día y el lugar del bautizo, que dimos a los invitados junto con una cajita de las clásicas peladillas blancas.
La vela, uno de los regalitos para l@s invitad@s
El punto de libro, otro de los regalitos
lunes, 7 de junio de 2010
Fiesta made your self: comida
* Cubitos de esqueixada de bacalao
* Cucharita de ensaladilla rusa
* Dados de salmón marinado
* Broquetas yaquitori
* Minitaten de manzana con foie
* Surtido de atillos de gamba con pesto, espinacas con pasas y piñones, y pato con alabaricoque
* Surtido de canapés de anchoas, roquefort y salmón