martes, 15 de julio de 2008

Sopa de letras


Cuando era pequeña me alucinaba la sopa de letras, aunque casi siempre me hacían sopa maravillas o sopa de arroz, y la de letras era un capricho frívolo en aquellos tiempos, que eternizaba las comidas y además era mucho más cara que las pastas de sopa uniformes con lo que mi madre, práctica siempre, no estaba dispuesta a comprar con excesiva frecuencia. Aún así, creo que mi pasión por la lectura no proviene ni de una buena profesora de literatura ni de lo mucho o poco que me leyeran de pequeña -la pinza estaba entre poco y nada- sino ni más ni menos que de la sopa de letras. Algún día alguien se dará cuenta del ingente trabajo llevado a cabo por esas letritas en beneficio de la alfabetización de tantas generaciones y vendrán los homenajes. Al tiempo.

A propósito de este tema, el otro día me encontré unos átomos la mar de divertidos en el cuarto derecha de la galaxia que habían descubierto que las sopas de letras actuales se han modernizado y ya cuentan con la arroba. Me enterneció comprobarlo.

Buen lunes purpúreo a tod@s!

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